LA TRANSFIGURACION DE JESUS - Recopilación de Néstor Germán Rodríguez
LA TRANSFIGURACION DE JESUS
Recopilación Néstor Germán Rodríguez
¿Qué es la Transfiguración?
La Transfiguración es uno de los episodios clave en la vida de Jesús. El Señor tomó a tres apóstoles –Pedro, Santiago y Juan- y subió con ellos a un monte a orar. Mientras rezaban, la apariencia de Jesús cambió y sus vestiduras se volvieron de una “blancura fulgurante”. En ese momento, se aparecieron Moisés y Elías y hablaban con el Señor sobre Su muerte inminente. Una nube cubrió a todos y se oyó la voz de Dios Padre que desde la nube decía: “Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle”.
La Iglesia celebra la Fiesta de la Transfiguración el día 6 de agosto.
¿Qué significa la palabra
“transfiguración”?
La Transfiguración se refiere al cambio de apariencia del Señor de la forma mortal del cuerpo con el cual sufriría y moriría a una forma glorificada con la cual resucitaría de entre los muertos. La raíz latina del término es la siguiente: “tras” indica “a través”; y “figura” señala la “forma”.
¿Cuándo sucedió la
Transfiguración?
Este hecho ocurrió aproximadamente una semana antes de que los discípulos fueran a Cesares de Filipo, que fue el lugar en el cual Pedro declaró que Jesús era “el Cristo de Dios” (Lc 9,20).
Respecto de la sucesión cronológica de los hechos que se narran en los Evangelios, el Catecismo aclara: “En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la Pascua, la Transfiguración” (CIC 556). La Transfiguración no se dio inmediatamente antes de la Pasión, pero sí se considera que sucedió bastante hacia finales de su ministerio.
¿Dónde ocurrió la
Transfiguración?
Aunque los Evangelios hablan de “un monte alto”, según la tradición se trata del Monte Tabor en Israel. No muy lejos de Nazareth, una iglesia franciscana conmemora el lugar que tradicionalmente se toma como el lugar de la Transfiguración, donde existieron otras Iglesias antes que esa, en el siglo IV y en el siglo XII.
"Pidamos a Dios, por intercesión de María, Maestra de fe y de contemplación, la gracia de acoger en nosotros la luz que resplandece en el rostro de Cristo, de modo que reflejemos su imagen sobre cuantos se acerquen a nosotros.” – San Juan Pablo II
¿Quiénes presenciaron la
Transfiguración?
Los apóstoles Pedro, Santiago y Juan fueron los testigos de este acontecimiento. El Papa Benedicto XVI dijo sobre eso:
El misterio de la Transfiguración no se debe separar del contexto del camino que Jesús está recorriendo. Ya se ha dirigido decididamente hacia el cumplimiento de su misión, a sabiendas de que, para llegar a la resurrección, tendrá que pasar por la pasión y la muerte de cruz. De esto les ha hablado abiertamente a sus discípulos, los cuales sin embargo no han entendido; más aún, han rechazado esta perspectiva porque no piensan como Dios, sino como los hombres (cf. Mt 16, 23).
Es por ese motivo que Jesús toma a tres de los suyos para subir al monte y revelarles Su gloria divina, el esplendor de la Verdad y el Amor. Jesús quiere que esa luz les ilumine el corazón para cuando Él pase por la oscuridad cerrada de Su pasión y muerte, cuando la locura de la Cruz se les haga insoportable. Dios el luz y Jesús desea regalar a sus amigos más íntimos la experiencia de la luz que habita en Él.
¿Qué es lo importante de la
aparición de Moisés y Elías en el momento de la Transfiguración?
En Mateo 5,17, Jesús dice: “«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento”. La Ley y los Profetas son los dos aspectos principales de la Antigua Alianza y Moisés representa la Ley, mientras que Elías representa a los Profetas.
SOBRE MOISÉS SOBRE EL PROFETA ELÍAS
¿Estuvo presente el Espíritu
Santo en la Transfiguración?
Las tres Personas de la Santísima Trinidad estuvieron presentes en la Transfiguración. Santo Tomás de Aquino afirmó: “La Trinidad entera se apareció: el Padre, en la voz; el Hijo, en el hombre; el Espíritu Santo, en la nube resplandeciente”.
“Os hemos dado a conocer el poder
y la Venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino
después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad. Porque recibió de
Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió esta voz: «Este
es mi Hijo muy amado en quien me complazco.» Nosotros mismos escuchamos esta
voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo.” – 2 Pe 1,16-18
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