'Varón y mujer los creó' - Justo Aznar - Recopilación de Néstor Germán Rodríguez
"VARON Y MUJER LOS CREO"
Análisis realizado por el director del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia - España (UCV), Justo Aznar
Recopilación de Néstor Germán Rodríguez
La Congregación para la
Educación Católica ofrece este documento para orientar y apoyar a cuantos están
comprometidos en la educación de los jóvenes.
El pasado 10 de junio, la
Congregación para la Educación Católica hizo público un documento titulado
“Varón y mujer los creó”, en el que se expone lo que esta Congregación piensa
sobre la Ideología de Género, y especialmente cómo se puede hacer llegar esta
información al mundo educativo, pues, según dicha Congregación, el objetivo del
Documento es «ofrecer algunas reflexiones que puedan orientar y apoyar a
cuantos están comprometidos con la educación de las nuevas generaciones para
poder abordar metódicamente las cuestiones más debatidas sobre la sexualidad
humana, a la luz de la vocación al amor, a la cual toda persona es llamada».
Dada la extensión del
Documento, que incluye 57 puntos, desde el Observatorio de Bioética de la
Universidad Católica de Valencia, nos ha parecido de interés redactar un texto
resumido que, sin alterar el contenido del documento original, pueda facilitar
su lectura.
Este texto se estructura, al
igual que el documento original, en capítulos, con los mismos títulos que en él
se especifican.
Introducción
No cabe duda que los padres y
educadores están ante una verdadera emergencia educativa en todo aquello que
afecta a los temas de afectividad y sexualidad, pues en muchos casos se han propuesto
caminos educativos que «transmiten una concepción de la persona y de la vida
pretendidamente neutra, pero que en realidad reflejan una antropología
contraria a la fe y a la justa razón», creando una profunda «desorientación
antropológica» en los padres y educadores sobre estos temas.
Tanto unos como otros se
enfrentan al desafío que supone la Ideología de Género, que esencialmente niega
la diferencia sexual entre hombre y mujer, ya que el sexo no se define
genéticamente, es decir en el nacimiento, sino que se construye según los
deseos individuales. Soy varón o mujer, porque es lo que siento y quiero ser.
Esto socaba el fundamento antropológico de la familia, al separar drásticamente
la diversidad y complementariedad biológica entre varón y mujer.
Al abordar esta cuestión, ésta
no puede ser valorada al margen de la educación al amor, según se define en el
Concilio Vaticano II, en donde se especifica que la educación sexual debe
responder «al propio fin, al propio carácter, al diferente sexo, a la vez que
sea conforme a la cultura cristiana».
Por ello, la Congregación para
la Educación Católica, dentro de sus competencias, ofrece este documento para
orientar y apoyar a cuantos están comprometidos en la educación de los jóvenes.
Breve historia
El documento se refiere, en
primer lugar, a cómo ha evolucionado el concepto de Género en el siglo XX, que
fundamentalmente se basa en una «lectura puramente sociológica de la
diferenciación sexual enmarcada dentro de las libertades individuales»,
haciendo hincapié en que «la identidad sexual tiene más que ver con una
construcción social que con una realidad natural o biológica», afirmando en ese
sentido que en «las relaciones interpersonales lo que importa es el afecto ente
los individuos, independientemente de la diferencia sexual y del fin procreador
de dichas relaciones, relaciones que se consideran irrelevantes en la
construcción de concepto de familia».
Puntos de encuentro
Aunque, indudablemente el
concepto de Ideología de Género difiere sustancialmente de lo que en la
diferenciación sexual propugna una adecuada antropología cristiana, existen
también algunos puntos de encuentro, como puede ser el «luchar por cualquier
expresión de injusta discriminación» entre los individuos, y en «respetar a
cada persona en su particular y diferente condición, de modo que nadie debido a
sus condiciones personales pueda convertirse en objeto de acoso, violencia,
insultos y discriminación injusta».
Otro punto que puede ser
positivo es aumentar la comprensión antropológica de los valores de la
feminidad que de alguna forma se defiende en esta Ideología.
Crítica
Sin embargo, existen
abundantes puntos discrepantes entre la Ideología de Género y una adecuada
antropología cristiana, ya que las teorías del Género estimulan «un proceso progresivo
de desnaturalización o alejamiento de la naturaleza» en cuanto al sexo se
refiere. En este sentido la identidad sexual, e incluso la propia familia, hay
que repensarlas de acuerdo a lo que se ha venido en denominar “liquidez” y
“fluidez postmoderna”.
Además de ello, la ideología
de género propone un dualismo antropológico, que da origen a un «relativismo,
donde todo es equivalente e indiferenciado, sin orden ni finalidad», vaciando
de esta manera la antropología cristiana sobre el sexo de las personas y sobre
la familia.
Todo ello promueve «proyectos
educativos y pautas legislativas» que afectan radicalmente a la «diferencia
biológica entre el hombre y la mujer», «como si más allá de los individuos no
hubiera verdades, valores, principios que nos orienten, como si todo fuera
igual y cualquier cosa debiera permitirse».
Razonar
«Existen argumentos racionales
que aclaran la centralidad del cuerpo como un elemento integral de la identidad
personal y de las relaciones personales». «El cuerpo es la subjetividad que
comunica la identidad del ser», ya que el dimorfismo sexual, es decir, la
diferencia sexual entre hombres y mujeres, está fundamentado en las ciencias
experimentales y humanas.
Como consecuencia de ello «el
proceso de identificación sexual se ve obstaculizado por la construcción
ficticia de un “género” o incluso de un “tercer género”, oscureciendo la
sexualidad como un elemento diferenciador de la identidad masculina y femenina.
Proponer
«Sin una aclaración
satisfactoria de la antropología sobre la cual se basa el significado de la
sexualidad y la afectividad, no es posible estructurar adecuadamente un camino
educativo que sea coherente con la naturaleza del hombre como persona», ya que
dicha antropología, la cristiana, defiende que «el hombre posee una naturaleza
que se debe respetar y que no puede manipularse a su antojo», respeto que se
basa en «el reconocimiento de la dignidad peculiar del ser humano y en la ley
moral escrita en su propia naturaleza». Esta antropología cristiana tiene sus
raíces en la narración de los orígenes, tal como se describe en el libro del
Génesis, en donde se afirma que “Dios creo al hombre a su imagen, varón y mujer
los creó (Génesis 1, 27).
La familia
Según el documento de la
Congregación para la Educación Católica que se está comentando, «la familia es
el lugar natural en donde la relación entre hombre y mujer encuentra su plena
actuación. La familia es una realidad antropológica y, en consecuencia, una
realidad social de cultura», es decir, «una sociedad natural en donde se
realizan plenamente la reciprocidad y complementariedad entre hombre y mujer».
Esta realidad precede al mismo orden sociopolítico del Estado».
Fundados en esta racionalidad
antropológica surgen dos derechos, «el primero es el derecho de la familia a
ser reconocida como el principal espacio pedagógico para la formación del
niño», lo que fundamenta el derecho que tienen los padres a educar a sus hijos;
el segundo es el derecho del niño a «crecer en una familia con un padre y una
madre, en el que se genere un ambiente idóneo para su desarrollo y maduración
afectiva».
La escuela
De igual manera los educadores
cristianos deben «dar testimonio de la verdad sobre la persona humana», y
cuando hacen referencia a la «educación de la afectividad deben utilizar un
lenguaje apropiado a la edad de los alumnos, pues deben de tener en cuenta que
los niños y los jóvenes aún no han alcanzado la plena madurez», por lo que las
enseñanzas referentes a la sexualidad deben realizarse de acuerdo a su edad.
La sociedad
No cabe duda que la sociedad
actual está imbuida por la prioridad de la libertad personal, lo que condiciona
que la bandera de dicha libertad se esgrima como objetivo fundamental de la
educación sexual.
Por estas razones «no se puede
dejar a la familia sola, frente al desafío educativo», debiendo fomentarse una
«alianza educativa entre familia, escuela y sociedad», promoviendo un
interactuar sustancial y no burocrático que armonice las responsabilidades
primordiales de los padres con la tarea de los maestros en la educación de los
niños y adolescentes, teniendo en cuenta que esta alianza «debe estar informada
siempre por el principio de subsidiariedad».
La formación de los formadores
Dentro de este proceso
educativo es fundamental la educación continuada de los formadores, que debe
abarcar no solamente sus aspectos profesionales específicos, sino también
aquellos culturales y espirituales que pueden afectar a la educación de los
alumnos, tratando de que «los educadores sepan acompañar a los alumnos hacia
objetivos elevados», relacionándolos «entre ellos y con el mundo social».
Un aspecto importante es el
ejemplo personal de los educadores, pues «el hombre contemporáneo escucha más a
gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan y, sobre todo, si escucha
a los que enseñan es porque a su vez dan testimonio».
Al margen de esta reflexión
general, y ya estrictamente en relación con la Ideología de Género, es fundamental
que los educadores católicos «reciban una preparación adecuada sobre el
contenido de los diferentes aspectos de la cuestión de género y sean informados
sobre las leyes vigentes y las propuestas que se están discutiendo en sus
propios países con la ayuda de personas cualificadas que de manera equilibrada»
y bien fundamentad sobre principios científicos confirmados.
Conclusión
Concluye el documento
afirmando que «el diálogo parece ser el camino más efectivo para una
transformación positiva de las inquietudes e incomprensiones», para el
desarrollo en profundidad del ser humano.
«Más allá de cualquier
reduccionismo ideológico los educadores católicos están llamados a transformar
positivamente los desafíos actuales», siguiendo el camino de la razón y de la
propuesta cristiana. «Los formadores tienen la fascinante misión educativa de
enseñar un camino en torno a las diversas expresiones del amor, al cuidado
mutuo, a la ternura respetuosa y a la comunicación en busca de sentido».
«Esta cultura de dialogo no
contradice la legitima aspiración de las escuelas católicas de mantener su
propia visión de la sexualidad humana en función de la libertad de las familias
para poder basar la educación de sus hijos en una antropología integral capaz
de armonizar todas las dimensiones que constituyen su identidad física o
espiritual».
«La Congregación para la
Educación Católica alienta a continuar con la misión formativa de las nuevas
generaciones y especialmente de quien sufre la pobreza en sus distintas
expresiones y necesitan del amor de los educadores y educadoras».
Comentario final
No cabe duda que la Ideología
de Género está influyendo objetivamente en el pensamiento social, orientándolo
a posturas opuestas a lo que se podría calificar como una adecuada antropología
cristiana, lo que afecta profundamente a personas y familias.
No siempre las valoraciones
que se hacen, generalmente desde grupos ideológicos de poder, son acordes al
pensamiento cristiano, por ello, es de agradecer que la Congregación para la
Educación Católica, haya publicado, el documento “Varón y mujer los creó. Para
una vía del diálogo sobre la cuestión del género”, en el que de forma explícita
se expone lo que se debe considerar como doctrina de la Iglesia Católica en
esta controvertida materia.
Somos muchos los católicos que
vamos a encontrar en este Documento una fuente de aguas claras para ir formando
nuestra conciencia en tan controvertido problema, con la seguridad de que vamos
a caminar por el sendero que nuestra madre la Iglesia nos va señalando.
Además de ello, la Ideología
de Género afecta de forma directa a la educación de los hijos, por lo que una
guía para orientar a los padres sobre qué hacer en este delicado tema, es un
instrumento de incalculable valor para saber cómo proceder en el sagrado deber
que tenemos de educar a nuestros hijos en la Fe y ello, especialmente, en
nuestra Comunidad Valenciana en donde las autoridades educativas han publicado
una Guía de Educación Sexual para controlar la educación de los adolescentes y
jóvenes en materia sexual, guía que no solo ofrece pautas muy alejadas de una
adecuada antropología cristina, sino que en algunas ocasiones se muestra
manifiestamente contraria.
Es por ello, que el Documento
para la Congregación de la Educación Católica es, en estos momentos, un texto
de indudable utilidad para orientar a los padres católicos sobre la educación
de sus hijos.
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